3258 LAURO LAURI
—¿Y de esas dos hermanas hay una que se llama Marilina,
que tiene unos ojos muy azules?
—Más azules que el cielo de Madrid, y el pelo, más yu!
que el maíz. Es una monada esa niña... ¡Qué pena que $e
paya!-—expuso el gitano, abriendo unos ojos que parecía qué
se le iban a saltar, o
—Tú no la podrás querer; pero yo sí la quiero con mis
cinco sentidos-—le dijo Abelín,
—¿Y quiere usted que yo dé algún recado a esa Mo
Muy expuesto es; pero si usted me da algo, no hay más qu
hablar, Un gitano está siempre necesitado de.dinero, y donde
ve una moneda va a por ella, -
-——Te voy a dar cien pesetas si le dices lo que yo te
cuando esté sola por el jardín.
—Todo lo que quiera que le diga. Por cien peset
toy yo una hora hablándole y diciéndole que está usted lo-
quita por ella,
Abelín sacó el billete y lo puso en una mano del gitanos
el cual dió un salto que asustó a la mula que lleyaba, hacién-
dole dar un brinco,
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ita?
diga
as me es”
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—Mira: Le vas a decir a la señorita Marilina... No to equ”
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voques y so lo digas a Merceditas, que es muy parecida a el
hasta en el modo de hablar. Le vas a decir que te ha dicho
Martín que la sigue queriendo más cada día, y que no gres
nada de cuanto le digan, ya que es el hombre más honrado
que pisa las calles de Madrid. Je dices también que su padre
no me quiere porque no tengo tanto dinero como Adolito
Miraflores, que es al mozo que quieren para ella, Ahora, 4%
sí tengo para llevarla hecha una marquesa, como ella se 1
rece, y muchas ganas de verla para hablar con ella, aundi
:ólo sea media hora.
-—Muy bien, señorito, ¿Quiere alguna cosa más? Si n0 do: