LA LEY DEL AMOR 39279
ños de manera secreta para que no supieran que había sido
él el remitente,
Acto seguido ocultó la cajita en el sótano y subióse a su
Mcoba, donde se acostó.
Al amanecer despertó y notó que tenía alguna fiebre, No
Vistante, tras de tomar el desayuno, se marchó a la enfer-
Wería. de la cárcel, donde estuvo toda la mañana. Al salir
aún tenía más fiebre; pero se hizo fuerte y ge diri.
sa de su hermano, hallándole muy mejorado. Merce-
le dijo que aquella noche la había pasado muy tranquilo,
de 911;
1 ¿PIO
0 a Ca
lo 8