Full text: [2] (2)

LAURO LAURI 
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No tardó la doncella en Hevarle el desayuno. 
Muy poco fué lo que tomó, y a las diez dió a Manuel la 
medicina, el cual hizo un gesto de disgusto, dando a entel* 
der que le amargaba. 
—¿Qué tal estás, Manuel mío?—le preguntó con acento cas 
riñoso. 
—Muy bien; no sufras, Marilina; que esto no es nada. SÓlO 
quiero dormir. 
Y mirando a la puerta de la alcoba añadió: 
—¿Ha vuelto ya Manolito? ¿Qué dice de Abelín? 
—Aún no ha vuelto, y parece que va tardando. Tú no $8- 
bes la inquietud que tengo por si le ocurre algo én casa de 
tu hermano. : 
—No creo que le ocurra nada, Ten fe en Dios. 
Y Manuel, tras de coger una mano de su esposa y He" 
vársela a la boca, quedóse poto a poco adormilado. Marilina 
notó que no tenía tanta fiebre y lanzó una mirada al cuadró 
de Jesús. 
Tras de quedarse con la cabeza apoyada en el respaldo 
del sillón sintió que Mi 
mió. Un reloj la despertó dando las once, y el sonido de sl 
lengua metálica la hizo estremecer. 
“¡Qué susto me he Mevado! ¡Estaba adormilada y soñaba 
que era de noche y aín no había vuelto mi hijo! Quizá desde 
la casa de Abelín se haya marchado a ver los enfermos 46 
su padre.” > 
Algo se tranquilizó con esta idea; pero dieron las docts 
y vió con inquietud que aún no había regresado Manolito: 
»feo acariciaba sus sienes, y se dur- 
AN
	        
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