LA LEY DEL AMO!
talego le pusierán una buena merienda. El mozo de la bodéga
le puso dos panes, un cuarto de kilo de queso manchego, otro
tanto de jamón y unas manzanas, amén de una botella de
Vino blanco. Abelín le dió el billete que le había entregado su
hermano y el.mozo le dió lo que le sobraba, mirándolé con
Cierta desconfianza por llevar tanto dinero.
—¡No me tomará usted por un ladrón!-—le dijo-Abelín con
Wax acento lleno de ironía.
—Nada,de eso, buen mozo; pero es que al verle con tanto
dinero; no sé lo que ha pasado por mí,
“—Bion se ye que a esta casa no deben venir más que clientes
Pobres. De no ser así no se hubiera usted asustado al ver un
billete de mil pesetas. Bien. Quédese con Dios y hasta otro
día que vuelva por aquí.
Il mozo le acompañó hasta la puerta, despidiéndose allí
de él »
'
“Mañana me esperará, pero que me espere sentado, por-
Que de pie se va a cansar. ¡Mira que llamarle la atención un
billete de mil pesetas! Quizá haya sido el primero que le han
dado para que se cobre una cuenta.”
No tardó
No en llegar a la quinta y en saltar la tapia: Al
Verle el perro se acercó 2 él. Abelín le dió un panecillo y se
dirigió al desván, no tardando en quedar dormido: como un
bienaventurado, Antes de subir había bebido agua en el es-
tanque,
A ]
Aleo nás d
af
1 , y 3 E
1s de las doce del día serían cuando despertó. Des-
Dhés de estar un buen rato sentado en el sofá se acordó que
'd el saquito tenía la comida que le habían puesto en la bo-
]
y 0 FA 3 4 E + E
dega. Cogió dos lonchas de jamón y un pedazo de queso y
Se puso'a comer con gran apetito. Al anochecer también co-
y luego se echó a dormir. Quería que transcurriese
] £1 y .
wa que no se acordase de é] Manrique