LA LEY DEL AMOR 3385
comer. Entonces manifestó su disgusto porque el aire se ha=
bía llevado dos retratos, uno de los cuales lo había encontrado
en el jardín.
—El de Marilina es el que no ha ap
lo hemos buscado entre las flore
haber perdido el retrato!
Abelín se puso muy
arecido por mucho que
s y los arbustos, ¡Qué pena
¿No lo has visto tú?
acarminado e hizo con la cabeza un
Movimiento negativo. En aquel momento lo llevaba en el
bolsillo, y de haberle registrado Mercedes
ño se lo había. llevado el alre, s
No fué así, y cuando la ta
hubiese visto que
ino que lo había cogido Abel.
galita quitó la mesa él se lió a la
calle, diciendo que iba a dar un paseo por Manila: No tardó
en entrar en una casa donde se dedicaba
en la que enseñó el retrato de la hija de
tando si le podrían 1
n a hacer fotografías,
su hermano, pregun-
1acer una reproducción.
—El precio no importa, lo que quiero es que la hagan bien
y antes de tres días. ;
—No se preocupe—le dijo uno de 1]
os dos fotógrafos que há-
Aa en la tienda—, aquí se
/ garantizan todos los trabajos.
Mañana por la noche puede usted
—Muy agradecido. Mañana al
Al día siguiente a la hora
admirado de lo bien que estal
Sima estaba la pequeña Maril
¡Magen, que se
lo dejó de
venir a recoger los retratos,
anochecer me tendrán aquí.
fijada llegó Abelín, quedando
2 la reproducción, ¡Qué bellí.
ina! Besó varias veces aquella,
guardó en un bolsillo. y cuando 1]
bajo de un árbol. Hecho esto subió a
“costó, diciendo a la much
tardó Mercedes en acud
egó al jardín
su cuarto y se
acha que le dolía algo la cabeza. No
ir para'saber lo que le pasaba. Abelín
Mintió diciendo que sentía uh raro malestar, pero q
ue creía
e nó era nada.
—T¿ Quieres que llame a un médico o te doy una aspirina?
=No quiero
nada-—rewuso Abelín—. Sólo quiero dormir
hi