LAURO LAUR
on
dolió mucno;
pañaive me-vasa. El otro día , también me
y se me pasó echándome a dormir.
alcoba y le dejó que durmiera. “Al
e a él econ un re-
Mercedes salió de la
acercóse
MICIO
anochecer le vió que salía y entonces
trato en la mano.
—¡El de Marilina! —dijo ado en el jar”
alre
— Me lo he encontr
junto al tronco de un árbol. Indudablemente que el
le sacó por el balcón, y Ka estado tres días de un lado pata
dín
ótro. Menos mal.
Y Mercedes lo llevó a su salita y lo gu:
; E 1
los 18 Manolito y 01
había salido
144
ñ
16 on la, maleta,
donde tente 4 06 tros ret1 ratos, entre ellos
Manuel. Abelín, al verse solo, sonrió porque tod
a medida de sus deseos.
E da he robado, puesto que ya $0 lo he devuelto—M€7
¡fía que tengo es mía y la besaré siem-
enterará de qué
:t6—. Ahora la fotogra
weedes no se ente
pre que quiera. La hermana Mi
la tengo.
Mercedes la visita de un fraile agustinos
Un día recibió
En ella le decían que
el cual le entregó una nota.
destinada a la isla de Mindanao, que era la se
wcehipiélago filipino. Abelín lo sintió mucho,
dejando al frente de sus negocios ed
RARA sido
tensión, del £ pero
dijo que se iría con ella,
Manila a un hombre que:se había hecho muy amigo $ uyo en
los pocos días que] llevaba én Manila,
Iremos a,/medias y todos los meses Me girará la sito!
dinero.que haya sacado de las ventas del azúcar y del ta
Todo quedó arreglado en cuatro días, y al quinto, sa
pan a la isla de Mindanao. No tar
de
111
le Manila, a
y más que un dia.
alias
Mindanao no estaba tan hat
7 8«u territorio era más asreste y montuo
¡tantes 'eran, mahometanos, y P'
n
omo Luzón, y
% 1 sE ha) ara par
YAMAYONE sun 4