ha LA LEY DEL AMOR 3305
"Tengo que hablarte, pero luego. Es de Adolfito Miraflores.
Ma
Puedes decirme lo que quieras, pero no creo que me inte-
1]
lina hizo un mohín de indiferencia,
tese nada de lo que te haya dicho, y siento mucho que tú le
hayas hecho caso. Mañana, si sale nuevamente a tu paso,
le dices de mi parte que yo he muerto para él.
Merceditas echóse a reír y acarició a su hermana, a la cual
Parecía que no le había alesrado mutho la noticia.
—Mira, Marilina, me tienes que escuchar, pues quiero que
te rías de Adolfito, quien parece que no está muy bien de la
cabeza. 'Dodo lo que me ha dicho a mí debes saberlo tú. ¿Me
Was a creer si te digo que me ha confundido contigo?
—¿Que te ha confundido conmigo? ¡No creo que pueda
equivocarse por nuestro parecido un hombre que me ha tra-
tado tanto!
—¿No lo crees? Tú no lo crecrás, pero yo sí. Me ha llamado
por tu nombre; se ha disculpado por haber estado ! antos días
sin venir, y me ha dicho que mañana me esperará en Atocha
y me acompañará hasta la puerta de la quinta.
—¡Te lo regalo, si te interesa! ¡Para mí, como si le hubie-
ran enterrado!
re
í 1
Ae lo dices de veras, o es que estás muy incomodada con
él por cuanto ha hecho?
e Te lo digo de veras, Merceditas. Si le quisiera no te ha-
1 A
blaría como te hablo.
ñana le desengañas, y le dices que
no eres Marilina, sino Mercedes, y, al mismo tiempo, que yo
ya no le quiero, tras de su comportamiento. S1 él te quiere a
ti y tú a él, a mí no me varecerán mal vuestras relaciones de *
amor. A quien quizá no le hagan mucha gracia es a nuestro
iS
papá, que se creerá que vuelve para burlarse también de ti.
Manolito tal vez opine lo mismo que papá.
Merceditas quedó unos momentos silenciosa y no volvió