Capítulo COXVIII
EL MUERTO QUE MA
a
uan Manuel el “Misterioso”, al vet
que le seguían y trataban de-¿dco-
rralarle, huyó por entre un dé dalo de
sepulturas, no tardando en llegar a
un terreno donde había una ancha
fosa, destinada a servir en lo futura
de osario.
“; Aquíl—se, dijo, viendo una es-
cale ta de mano por la que debían de subir y bajar los traba-
jadores que se dedicaban a (1. 5aM fins la fosa—. ¡ Aquí!”
Y sin pensar que se metía en la poca dl lobo hajóse por
la escalera, y en un desnivel del terreno se te tendió, no gin antes
poner la e calerilla en posición on en el fondo.
Junto al desnivel había una gran espuerta, y eon ella se
cubrió. No tardó en otr kablar a los que le seguían.
y salir cuando nos marche-
—Quizá este ahí abajo y espere ¿
mos—oyó que decían.