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LA LEY DEL AMOR 3431» 
Un día empezó a correr por Mindanao el rumor de, que 
había salido una banda de malhechores que acaudillaha un 
moro muy sanguinario, llamado Mahomed. Aquel moro roba- 
ba y mataba sin piedad a todos los que calan en sus Manos. 
El hpsque donde acampaba se hallaba más al interior de la 
isla, y tales asesinatos hicieron que para exterminarle envia- 
ran desde Manila un batallón de soldados 4ámericanos con 
ametralladoras y granadas de fmáno. 
Al llegar la tropa a Mindanzo ¿e dividió en varias sec- 
ciones, que se dedicaron a recorrer todos los montes que cir- 
eundaban la población. ' 
Una dé estas secciones acampó muy cerca del lugar donde 
los misioneros tenían el Hospital. 
Estaba mandada por un teniente de Infantería "llaníado 
Muller, el cual era un atrevido muchacho que no tenía “miedo 
a los ladrones que infestaban pór aquellos tiempos toda laásla 
Pero los moros que seguían a: Mahomed eran hombres 
aguerridos, y más de cuatro vetes hicieron frente alos ame- 
ricanos. 
En uno de aquellos combates cayó herido el teniente Mu- 
Mer, y tuvo que ser trasladado al Hospital delos misioneros, 
donde fué asistido por Fray Javier, que era.un.gran médico, 
muy ducho en enfermedades tropicales, ¡y «por Ja Hermana 
Mercedes, la cual se multiplicaba para estar en todas partes 
y para que ninguno de los enfermos se quedara sin asistencia. 
Ella era la que curaba todos los días la herida del teniente. 
Muller le tomó mucho cariño durante aquellos días, y le 
dijo que cuando eurase ya le daría una gran recompensa. 
—No quiero recompensa ninguna, ya que no bago.más que 
cumplir con mi deber. Que se ponga usted bien, es lo que yo 
quiero. 
Y tras de un mes de tener el hombro escayolado le dió de
	        
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