LA LEY DEL AMOR 3441
€l. No se te olvide, Mahomed: Jesús murió en una cruz para
que los que creamos en él vayamos a la Gloria.
—¡ Yo quisiera ir a la Gloria! —exelamó el jefe de los re-
beldes.
—Sí; pero el camino está cerrado po aquellos que que-
brantan sus mandamientos. Dios deja al hombre en libertad
para que haga todo cuanto quiera. S1 quiere subir a una to-
rre, no le su
jeta, y sl quiere arrojarse a un pozo, no se lo im-
y
pide. Al morir Jesús, nos abrió las puertas de la Gloria y nos
cerró las del infierno. Si nosotros queremos entrar en el in-
fierno nos deja que nos perdamos en.él. Piensa bien esto, Ma-
homed.
Estuvieron hablando largo rato, “y Mercedes se despidió,
quedando en que al día siguiente volvería. El sargento la
acompañó hasta la salida, y a los pocos momentos se hallaban
fuera del subterráneo.
“Ha quedado iideciso; pero la obra ya está empezada y
tengo esperanzas de que la terminaré con éxito.”
Inmediatamente entró en el Hospital, contando a Fray
Javier todo cuanto había hecho.
— Advierto a usted, Hermana, que los musulmanes son mu-
cho. más duros que los de otras religiones para abandonar la
que profesan. Mejor se evangeliza a cien indios que a un moro
como Mahomed.
—Seguiré en mi empeño; yo quiero trabajar para Dios, Pa-
dre mío.
La Ley del 4mor - Folletín. Cuad. 236