LA LEY DEL AMOR 3561
los míos. Mira, Alvarito...,
y más inteligente que yo, piensa esta noche cómo nos po-
tú, que eres un mocito atrevido
dríamos arreglar para sacar del Banco por lo menos un ini.
llón de los cuatro que allí tiene Artemisa. Aquí tiene un ¡o-
yero con una cantidad de alhajas enorme; pero yo no quiero
sólo las alhajas, sino, como ya te he dicho, por lo menos un
millón, para con él no tener que trabajar un solo día. ¿Qué
te parece si una noche la emborrachamos y le hacemos fir-
mar un cheque en blanco para poner nosotros la cantidad
que deseemos? Creo que sería lo más acertado... ¿Te par
bien, hijo mío? Artemisa no está acostumbrada a beber mu-
eho, y por menos de nada cogorá un mareo... Entonces le
haremos firmar, y al día siguiente irás tú a por el dinero.
Mientras tanto, yo echaré mano al joyero, y: en, una 1no- de
tora nos marcharemos a una isla, desde la que podremos em k
barcar para España, donde nos recibirán con, los brazos. muy
abiertos. Mi plan no lo mejoraría ni un general, y tú ya. no
tienes que molestarte en pensar otro. Ahorá, a hacernos los
tontos para que no sospechen ni tu esposa ni la mía.
Y Manolito el “Uñas Largas” se dejó caer en la,cama.
Alvarito quedóse titubeante, pero, por. último, hizo: una
mueca de aprobación.
—Me parece muy bien. tu plan, querido abuelo. Mañana,
si tienes ánimos, te levantas a eso de las diez y le dices atu
esposa. que ya te encuentras bien, y que lo que ha. dichosel
médico ha sido para sacaros el dinero. No te digo que leha-
gas cuatro muecas, porque ya se las harás tú sin que te lo á
diga yo. El caso es que ella vea que no eres un abuelo caduco
y que tienos fuerza hasta para poder trabajar, noniéndote a
regar las flores del jardín, y por la noche echarás mano a la
cuitarra y daremos una pequeña fiesta, en la que Marisa y
vo hailaremos unas sevillanas, El vino abundará y eorrerá