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LA LEY. DEL AMOR 3051
y al despedirle a la puerta le puso un billete de cien pesetas
en la mano.
—-Toma-—le dijo. Aracil—. €
on este billete y con los dos
de la misma cantidad que tienes en el bolsillo, y que dices
que te los dió-el esposo de doña María Luisa, dedícate a algo,
aunque sea a recoger papeles por la calle, El caso es que hagas
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algo útil y no pases el tiempo sin hacer nada. El tiempo es
vida y ésta hay que aprovecharla antes de que se la lleve la
Muerte.
José Luis dijo a todo que sí, y cuando se vió fuera tomó
muy despacio el camino de Madrid, no tardando. en Hegar al
Puente de Toledo,
“¿Qué hago yo con este dinero?—no ce
tarse
. Hoy no hay ya quien nos compre
años se podía vivir; mas hoy ya no se puede ganar la vida
uno más que trabajando.”
Y diciendo esto se sentó en-el pretil del puente para ver
cómo corría el agua del tranquilo Manzanares.
—¡Hombre!—oyó. que decían a sus espaldas con acento
gitano—, ¿Qué ha sido de ti, José Luis? ¡Mira que eres caro
de ver!
José Luis se volvió y se encontró frente a frente con un
gitano al que llamaban por Madrid Juan Canene, el cual
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llevaba al hombro un abultado fardo de telas multicolores,
y en la mano derecha una cinta de medi
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—¿Que qué ha sido de mí? Me Lan tenido encerrado quince
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días, y luego he estado muy enfermo en un hospital,
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—¿Y ahora te dedicas a ver correr el agua?
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—He salido hoy misino del Hospital, Juan
—¿Te quieres venir a mi casa, si no tienes dónde 11?
José Luis hizo un £ sto: de indifez a. y. por último a0-