LAURO LAURI
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Busquemos otra mujer que se deje atar al carro de mis mi-
llones; mas esa mujer, que no sea de Jalapa.”
Y empezó a pensar en qué país asentaría sus reales,
“Me han dicho que en La Habana hay unas criollas que
quitan el hipo. Iremos por allí...”
Y se acordó de “Tejerita”, al que por haber reñido un día
con Isabel había separado de su lado,
“Muerta Isabel, puedo traerle nuevamente a mi lado.”
Y aquel mismo día le llamó por conferencia telefónica,
“-..“Tejerita”, Isabel ha muerto, Te quiero a mi lado en esta
misma semana, Espero que no te niegues a venir en cuanto
que dejes todo lo.de por ahí arreglado,
”-—Muy bien. No tardaré en estar al ládo del señor.”
Don: Alvaro le dijo que habitaba en el Hotel de la Marina,
de Jalapa, y que aquella misma tarde mandaría un hombre a
Mérida para que se pusiera al frente de los negocios que él
tenía que dejar.
Y alos dos días “Tejerita” llamaba a la puerta del cuarto
de don Alvaro.
—¡ Hombre! ¡El mejor de mis amigos!
Tejera dió un fuerte abrazo a Malaespina.
-—Aquí me tiene, mi amo. Aquí metiene, tan adicto y tan
fiel como siempre,
—Bien sabes que no te fuiste por mí. Isabel note quería,
y, yo no iba a separarla de mí.
—Muy lógico. Yo no he estado un solo día incomodado con
usted,
—Ni yo he dejado un solo momento de pensar en ti. No
creas que por eso me alegra la muerte de Isabel.
Y le contó el motivo de su muerte. Tejera le escuchó con
la sonrisa de Mefistófeles en sus labios.
—¿Y la niña?-—anquirió.