LA LEY DEL AMOR "12199
—La niña me ha salido un poquito aventurera, y en cuanta
sepa dónde está la meto en un reformatorio,
— Tras de lo que ha hecho no le pondrían q usted inconve-
nientes,
—No creas que la niña no se sabría defender en tal caso,
acusándome de mal padre y mal marido.
—Un buen puñado de billetes, y. se podría usted reir de todo
lo que dijera la niña a los jueces y abogados;
—Bien sabes que no mo duele gastar el dinero,
—¿Y para qué lo quiere? Un millón que deje ala nina es
más que suficiente. :
—LEs que tengo otra hija, aunque no sé dónde está
— Es cierto. Ya no me acordaba de ella,
—Te advierto que a míme pasa lo mismo con frecuencia.
-—Ha tenido usted mala suerte con las dos hijas que ha te-
nido...
—Y tan mala...
Muy poco más hablaron, y don Alvaro dijo que a los poco:
días saldrían de Jalapa.
—Quiero asentar mis reales en La Habana, y más adelante
vivir un año en Madrid. Alí no se pasa mal teniendo dinero.
Tejera aprobó los planes de don Alvaro, sobre todo el úl-
timo, ya que en Madrid había nacido y, según él, Madrid era
la ciudad más bonita de la Tierra,
—La Habana es también muy bella, y me parece muy bien
que quiera usted fijar su residencia en ella
——No vamos a tardar mucho en estar allí,
—El día que usted quiera.
—Mañana mismo. Aquí no tengo nada que hacer.
Al decir esto se acordó de Rosina.
“No—se dijo—. No quiero despedirme de ella, y así me
evitaré sus quejas y reproches.” ¿
La Ley del Amor - Folletín. Cuad. 158