LAURO LAURI
2196
destinado, que estaba dividida en dos estancias, dujosamente
amuebladas. 1: poa AN
(ue nos sirvan algo de ose RiR al camarero que les
había acompañado a la habitación.
vMuy bien, señor, Será servido en seguida,
¡Y les llevó una excelente comida a base de exquisitos
manjares,
Al terminar, don Alvaro se acostó y durmió hasta las diez
de la noche, :
—¡“Tejerita”!—llamó a su criado, que estaba en la conti-
gua estancia,
—¿Qué manda el señor?-—inquirió-—, ¿Quiere que nos sir-
van la cena?
-—(Que me traigan una taza de café puro' y una botella de
aguardiente de caña. ¡Ah! Y dos cigarros puros. Tú cena
lo que te apetezca.
—Haré que me sirvan una tortilla con jamón y una ensa-
lada de escabeche con tomate,
—¡Muy bien! Que lo traigan todo en seguida.
Bajó Tejera a la cocina y él mismo le subió a don Alvaro
una taza de café puro muy humeante.
La cama estaba junto al balcón, y doí Alvaro, mientras
saboreaba el excelente café, se puso a mirar la calle, deslurm-
brante por su magnífica iluminación.
—¡Qué noche más hermosa! Mañana pasaré el día fuera del
hotel.
Después del café Tejera le llenó un vaso con aguardiente
de caña.
—Es de lo mejor que hay en Cuba, señor. ¿Quiere que la
traigan unos dulces de coco y demás frutas de la isla?
—No me parece mal. Que nos suban un par de bandejitas.