LAURO LAURI
z . te
ardaron en entrar por el balcón los primeros Tes-
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Not
plandores de la aurora,
—¿Qué quiere usted que le traiga? ¿Quiere un vaso de café
con leche y unos mantecados f A
-—Tráeme lo que quieras. No me apetece nada,
- -—Aunque sea sin apetito tiene que tomar algo para que yo
me marche tranquilo.
-—Tomaré el café con leche y los mantecados.
Teiera salió de la estancia, no tardando en volver con un
A; ) :
tazón de café con leche y unos bollos muy azucarados.
Don Alvaro se bebió el café con leche. Acto seguido dejó
caer la cabeza sobre la almohada, arropándole bien “Teje-
rita”
Me marcho, don Alvaro. Si necesita usted algo, aquí le
dejo un timbre de mano.
Y salió de la habitación. Don Alvaro, algo más tranquilo,
se durmió en seguida.
Ñ
Serían las doce cuando despertó. Escuchó unos momen-
tos y no oyó más que los ruidos de la calle.
“Tendré que llamar a uno de los camareros del hotel—
musitó—. No puedo valerme yo solo,”
timbre en la mano cuando oyó que abrían
* Y ya tenía el
la vuerta que daba acceso a la contigua habitación.
“Melerita”-— pensó- E Es era
se equivocaba, El que llegaba era su fiel criado.
le saludó al entra+—. Aquí me tiene us-
ejerita”.
NT
WW(
PO
Buenas tardes
ted, señor Malaespina.
Y sin que se lo mandase don Alváro sentóse en el sillón
que había junto a la cabecera de la cama. Antes de empezar
a hablar limpióse el sudor que bañaba su rostro.
-le preguntó don Alvaro.
mucho más de lo que usted puede
O0má ] : ario dra?
«— ¿(Jue nas averiguado:
( gu
H y 4 ] 1
—He averiguado mucho,