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LAUROAAURI
-——No te engañó, hijita mía. Desde hoy nos haremos cuenta
de que tenemos otra hija.
-—Y yo les querré como si fueran mis padres—articuló la
mocita.
Marilina la besó nuevamente, y otro tanto hizo Manuel,
Tras de recomendar a Manolito y.a Marilina que.la tra-
tasen'como si fuese hermana suya mandaron poner la mesa
a una doncella,
—Te noto muy triste, Marilina—le dijo a ésta Mercedes—,
¿No te alegra el vernos aquí?
—Mucho—repuso la esposa de don Alvaro,
—¿Qué es lo que tienes?
—Esta noche hablaremos, hermana mía. Esta noche te ha-
blaré delante de Manuel.
—Yo también necesito hablaros. Es un secreto que no ha;
querido llevarse Aurotina a la tumba,
—¿Un secreto que no se ha querido llevar?
—>Í.
Y al decir esto miró de un modo significativo a Mano-
lito y a las dos “mellizas”
Sentáronse los seis a la mesa, y Manuel dijo que querían
egresar 'a España y que quizá lo hicieran el mismo día que
—En estos días arreglaré mis negocios y convertiré todo
nuestró dinero en moneda española o en libras esterlinas.
—Me alegro que os decidáis a regresar a España—articuló
Mercedes,
—La tierra tira mucho, y en ninguna parte se está como en
ella.
—Así es,
=—Te advierto, Mercedes, que aqui nosotros nos halabamos
muy bien y que siento marcharme,