Full text: [2] (2)

2364 LAURO LAURI 
L ALL y ¡E NA 4 
7 rompió a llorar con 
Planea exhaló un grito de angustia y 
amargura. El mozo no se alteró lo más mínimo y miró altera 
nativamente al juez y a la mujer que lloraba con un llanto 
que la ahogaba. 
—; Hijo mío! —sollozó Blanca Nieves—. ¿Qué es lo'que has 
hecho? 
—Nada, mamá, Me han detenido por equivocación. 
El juez le dirigió una fría mirada. 
—Joven—articuló—, es usted muy cínico para tener tan 
pocos años... 
Y dirigiéndose a Blanca, añadió: 
—No llore, señora; pero siento mucho tener que decirle que 
su hijo ha sido detenido cuando robaba la cartera a un caba- 
llero en la calle de Alcalá. 
y escuchó cómo el juez detallaba su 
bía robado la cartera 
Abelín no contestó, 
delito. Al subir a uno de los tranvías ha 
a un caballero de edad, llamado don José Molinero, que habií- 
taba en el Hotel Mediodía. 
—No le puedo decir nada más, señora; El niño no será lle- 
vado a la cárcel, pero se hará cargo de él el Tribunal de Me- 
nores hasta que cumpla la mayor edad. y 
: Y no se podría evitar llegar a/esos extremos? Soy rica Y, 
G 
puedo pagar una fuerte indemnización. Mi hijo no sabe lo Y 
que ha hecho. 
El juez, ante las lágrimas de aquella mujer que en sú ju- 
haber sido:muy hermosa, se apiadó y le dijo 
a hablar con don José Molinero» 
ventud debía 
que fuese al Hotel Mediodía 
—El quizá se haga cargo de su dolor, y 
sada puede mandar levantar la denuncia. 
como parte interé” 
—Muy agradecida a su indicación, señor Juez. 
No hablemos de agradecimiento. Yo sólo aconsejo a u%” 
ted, y por eso no me tiene que estar agradecida.
	        
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