2364 LAURO LAURI
Y salió, no tardando en regresar Con medio queso man.
chego, tres libretas y una botella de vino de la bodega del se-
ñor Aguado.
-—Agquí tienes, hijo mío,
Y puso encima de la mesa lo que había comprado. Al de*
jar la botella, el sonido qué hizo despertó al “Uñas Largas”.
—¡Hombre!—dijo, saltando del jergón y poniendo sus pies
juanebudos en el suelo—, ¿De quién es hoy el santo?
-——Tuyo—repuso Maripepa.
-—Bien calladito lo habéis tenido. ¡En cuanto uno se duerme ,
se descuida!... :
-—¿Qué estás tú hablando” ¿No me has visto gue acabo de
llegar?
-No;señora. A mi me ha despertado el sonido de la botella.
—¡Qué oído tienes!
-—Hablad bajo, no se despierten los chiquillos y no toquemos
á hada.
Rafael partió con una navaja el queso y el pan que había
ivaido su madre, Manolito echó el vino en un bote de hojalata.
Trae una rebanada y un pedacito del manchego para cada
-mocito—dijo Maripepa a su hijo.
— Aquí lo tienes. Más no puede ser, porque son muchos.
En aquel momento asomó por la puerta de la alcoba 14
desgreñada cabeza del “Besuguete”, y 0 E
—¡ Jesús, queso manchego! ¡Arturo! ¡Miguelillo! ¡“Mos
quiqui”! ¡“Mamauvas”! ¡“Renegado”! ¡“Tronchahuesos”*
¡“Tragaperros”!...
a ¡ A Ladrecita de mi alma dido ol “Unas Largas”.
Y diciendo esto abvazóse al bote del vino, mas 10 pudo
evitar la tormenta,
¿Toripenta? No. Aquello fué un torrente ayrollador, pue
salieron de lá aléoba, como de una mádriguera, diez hambriebs