2604 LAURO LAURI
al subterráneo y cogió de la caja de hojalata un diamante
que fuleuraba como una estrella.
“Este será tu muerte”, musitó pensando en da hazaña del
joyero días antes.
Acto seguido subió la escalera y se dirigió a la habitación
donde le esperaba Marisole.
—¿Qué, has encontrado el relojito?
-—N1 hablar.
Mañana compraré uno para que no lo eches de meno:
-——No, no. De ninguna manera. Ese era un recuerdo y por es0
lo apreciaba tanto. Lo que me va a dar gon doscientas pesetas
del dinero que le di.
e dinero no se JoOca. Te lo daré del mio; que también es
tuyo. y
—Lho que usted quiera.
1 .. Ps 1 PTE lar ] n pr nas
1 después de haber merendado un pedazo 4e pan, con una;
. aajitas deosalehichón salió a: la calle. +
¿Qué hago?-.monologaba.-. ¿Lo mato'o Je dejo que $6
quede,con:el rubí?”
Anduvo de ún lado a otro por Madrid, y do pronto se eb”
contró ánte la puerta del joyero
“Tu sino“lo ha querido”, musitó. :
Y entró con aire resuelto y decidido.
Buenas tardes daludó eoá mucha amabilidad para VO
inspirarle desconfianza—., Aquí me tjerte usted otra vez.
«Bueñas tabdes=tartamudeo el saludado, poniéndose más
blanco que la cera. ¿No te dije que no valía nada el rubí?
8, señor: pero lo que'le traigo hoy es un diamante qué
no es malo.
Y diciéndo ésto le puso el diamante encima de la mest
—¿Qué me dice de él? . :