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2614 LAURO LAURI
“abel, rota por el coraje
Y quién es tu tía? —le interrogó L:
| =
que sentía. :
—Doña Maravillas, l
——Maravilloso. Yo no estaba enterada, que estabas tan alto.
Y la mocita llamó a un huertano que andaba trabajando
J por allí.
Mi: —¡Matías!, y
1 5 ——¿ Le ha hecho algo a la señorita este sinvergienza de gl-
tano? Bájate de ahí si no quieres que te dé un estacazo.
Y el huertano levantó, amenazando al muchacho, el as
: til del azadón.
—¿Y si no bajo?—preguntó.
—Te bajaré yo de un estacazo. Gitano habías de ser. El mes
jor, quemado en una hoguera.
Y coro el gitanillo seguía sin moverse, Matías, con el.
mango del azadón, le dió un palo en un tobillo. :
—¡Toma, por sinyergienza!
El gitano exhaló un grito de dolor. Isahel echóse a yeíl
de la cara que ponía.
—¿Te bajas o te doy con más fuerza? ]
El muchacho bajó y salió de la quinta cojeando y aullando
como un perro. I
4 —¡Me las vas a pagar, nal payo!—le dijo al huertano, qué .
; desde la puerta le seguía amenazando—. Mis tíos te lo yad
Y a decir a ti. ]
5 Isabel le dijo que ya podía entrar y seguir trabajando?
ps evañido lo hubo hecho se dirigió en busea de su padre, que en
| “aquel momento supuso estaría tomando el desayuno.
13 era. Don Alvaro estaba sentado ante una mesa dane
fin o una loncha de jamón y a dos huevos fritos.
—Buenos días, papá. Que te aproveche.
| —¿ Quieres almorzar? Pero ¿qué te pasa? $