LA LEY DEL AMOR 2635
F- No sabes lo que dices, mocito. Te'miró porque llevas
Y En la camisa una mancha de sangre.
Abel dió un salto y se puso más pálido que la cera,
T¿Que tengo una mancha de sangre? ¿Quién me ha he-
Mido a mí?
T ¿Quieres que te traiga un espejo para que veas que no
Miento?
TiNo, no! ¡Ah! Ya sé de lo que es, 'Anoche, que tuve una
hemo: agia nasal.
—¿Y por qué te has asustado cuando te lo he dicho?
La sangre siempre asusta—tartamudeó el hjjo de Blanca
Nieves y de Aracil. »
—Máxime hoy, con lo que há ocurrido en la calle del Arenal,
¿Qué ha+ocurrido ?
¿No te has enterado? Muy poca cosa. Que ha desapare-
“ido un joyero y han encontrado muerta a su criada.
El hijo de Aracil tragó saliva. No quería aparecer como
Ñ Wepechoso.
¡Ah! Entonces, si han hallado muerta a la criada, no tar-
|larán mucho en saber quién la ha matado.
| Todo Madrid cree que ha sido el mismo joyero, el cual
P' habrá marchado al extranjero con todas sus joyas.
' El mozo de la taberna fué llamado desde otra mesa y
indonó a Abelín, .
“Este seguía más pálido que un muerto, -
“Me' marcharé de aquí—musitó—, No quiero llamar la
7 Mención.”
Y sin terminar de merendar se apartó de la mesa y se in.
“nó entre las alamedas,
Il. Después dirigióse a la ciudad, y luego de afravesar on
] Y Y plazas se detuvo en una calle-del barrio de Doña Ur
Les
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