1920 LAURO LAURI 
Jeromo, que estaba a su lado, lo recogió y se lo entregó 
para que lo leyera. Aurora lo hizo en un instante, 
-—¡ Mira! ¡Escucha! Escucha lo que dice, Jeroimo, 
Y leyó, muy alterada: 
“Aurora: La niña es hija de un marqués. Bautizadia y 
ponedie por nombre Mercedes. Si 'no la queréis tener, poned 
lana una toalla en los hierros del balcón. Adjunto un 
bi1ewe de mil pesetas.” 
—¿Qué es esto?-—dijo Aurora—, ¿Quién será ese marqués? 
En la faja de la criatura halló el billete, que se guardó, 
juntamente con la carta, en un bolsillo del albornoz. 
—Don Manuel decidirá—imurmuró—, Me la mandan 'a mí; 
pero yo no haré nada sin la autorización de don Manuel, 
Miró a la niña y la besó de nuevo. 
Mamaba ansiosamente, ya que la leche de Aurora tenía 
más valor nutritivo que la de Agueda, por estar aquélla me- 
Jor alimentada. 
—| 1 gran parecido con la mía—afirmó—, Rubita, 
2 y con los ojos azules, 
) quedóse dormidita, y la acostó en la cunita, 
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—¡ Ni que fueran mellizas! -—-<oxclamó—. No ¿e deben llevar 
ni dos días. 
Jeromo las contempló e hizo con la cabeza un signo afire 
mativo, 
Acto seguido sai de la habitación para que Aurora se 
acostara de nuevo, 
Miró a la calle, y como corsía por ella un airecillo fresco, 
apartó la butaca del balcón. 
“Me sentaré y dormiré hasta que amanezca. ¡Qué: sor- 
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nresga cuanao Aurora le enseñe la niña a don Manuel!