Full text: [2] (2)

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MN Y la gitana sentóse en una silla en el coral, Poco tardó 
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de, 
LA LEY DEL AMOR 2689 
Te has lucido, hijo mío. ¡Mira que un pepino y un to. 
Mate! No hay ni para una ensalada 
* Después del “Besuguete” regresaron, uno a uno, sus her- 
Manos, todos con las manos en los bolsillos y con niás halm- 
bre que se habian ido. 
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EN p ' Ade E > 4 
—¡No servís para nada! ¡Y que seúls nietos de Manolilio 
el “Uñas Largas”! 
Rafael empezó a maldecir. El, de muchacho, no era así, 
“¡El “Uñitas”!... ¡El “Uñitas”, con dos gallinas! 
Así era. El “Uñitas” entró con dos gallinas en la mano y 
Miró a ver si le había seguido alguien. 
—¡ Hijito de mi alma!-—exclamó la Pepa, dáridole un abra- 
20——, ¡Cómo se ha expuesto para traer uu poco de comida a 
Sus padres! 
“No lo sabes bien, mamá. No sabes bien lo que he tenido 
Que correr seguido por un payo más alto que un poste. ¡Mira! 
Y 
Y el mozo enseñó a sus padres un desgarrón que lévaba 
€n los pantalones. 
¿Te lo ha hecho el payo? —preguntó Rufael, mirando a su 
hijo con los OJOS muv abiertos. 
se Ll 
—No, papá. Me lo ha hecho un perro muy grande 
—iJesúsli-—exclamó la Pepa. 
“No ha pasado nada. Esta noche que seá para nOSotror le, 
de Nochgbuena. 
Muy bien dicho, niño—agregó la gitana—. En menos de 
tada desplumo las dos gallinas y las hago con arroz. 
¿Vienes arroz?—le preguntó su marido—. No sabía que 
o millonarios, 
La abuela, que me lo trajo hace poco, No hay día que no 
Me (taiga algo. 
¿Je La Ley del Amor - Folletín, Cuad. 189
	        
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