Full text: [2] (2)

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LAURO LAURI 
agente, ya que el otro, que estaba muy nervioso, no despegaba 
los labios para hablar. 
Este y el guarda salieron de la habitación, dejando solo 2 
Manuel, que era el apócrifo agente. El otro era su hermano 
Juan. | 
Al verse solo, el amante de Marilina empezó 'a exanuntl 
las baldosas del piso una por una. 
“¡Ah!—exclamó de pronto—. Esta. es.” 
Y se arrodilló para examinar detenidamente la bado 
que había llamado su atención. ' 
“Aquí debe estar-—murmuró—., Si no me engaño, deba) 
de esta baldosa debe estar oculto el tesoro.” 
Registróse los bolsillos, encontrando en uno de ellos UM 
bisturí, con el que el día anterior había operado a un niño de 
unos diez años. 
l 
las juntas de la baldosa que la noche anterior había arrancado 
/ 
“Tú me yas a servir de mucho”, musitó, hurgando con € 
, 
Abelín, 
No tardó en sacarla de su sitio y en tocar la tapa de la 
cajita de hojalata. 
. Una sonrisa de triunfo se dibujó en sus labios. 
“Que sea Juan el que la saque—musitó—. Yo no quier? 
abrasarme las manos.” 
Y asomándose a la puerta, lo llamó. 
—i¡Juan!... ¡Entra, Juan! 
El médico entró. 
—Mira —le dijo su hermano—, me parece que en esa ca 12 
tienes el tesoro. 
—¿Y por qué no la has sacado tú? ¿Acaso te figuras qué 192 
a desconfiar de t1? 
—NO, ya que plen sabes tú que no quiero participar de bi 
dinero,
	        
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