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LA LEY DEL. AMOR 2707.
jaca hizo un movimiento brusco y partió como si le hubieran
hacido alas,
El toro emprendió la carrera en su porsecución.
“Me va a estrellar”,, musitó Malaespina, tirando el re=
Vólver y aferrándose a la silla de montar.
Entonces acordóse que le habían querido atar y que él
$e había negado.
“He hecho muy mal-—meditó—. Así no voy a poder so8-
tenerme.”
Y trataba de asirse fuertemente con el fin de no.perder el
equilibrio.
Estaba pasando unos momentos de verdadero apuro. El
toro había: tomado ya otra dirección, y donAlvaro, libre del
cornúpeta, trataba de parar al caballo sujetando fuertemente
las riendas.
De pronto notó que otro jinete le seguía y que ya casi le
aleanzaba.
“;Quién será? ¡Algún caballista de los que estaban en la
bienta!”
La jaca seguía corriendo enloquecida, y ya se había me-
tido en un monte, donde el terreno aparecía muy escabroso.
“Me va a estrellar contra el tronco de una enciña, o 2 ti-
rarme contra la espesura de un jaral.”
El animal, con una agilidad admirable, seguía salvando los
obstáculos que se presentaban a su paso.
fin aquel momento don Alvaro acordóse dle que en timo de
los bolsillos interiores llevaba un cuchillo.
“¿Y si le cortase las arterias del cuello para que se desan-
grase?”
Sacó el cuchillo trabajosamente y a riesgo de caer. y es
trellarse, y Pel
LETRA