LA; LEY ¡DEL ¿AMOR 2707
"Tr ., 1 - : a ia tan
ANO CONO ¿e alaespina, ya que estaa CIsgustacio
Dor la muerte de su amante. Bien lo había augurado ésta al
Verse manchada con la sangre de lá liebre,
Por si la muerte de Maravillas hubiese sido poco, se lrabía
juntado también lo de su hija.
“No me gusta que mi hija y la de Maravillas se odien,
Porque podrían llegar muy lejos”, monologaba.
El “Jabato” interrumpió su monólogo...
—Señor—le dijo—, ¿quiere usted escucharme por su bien?
""Le escucho,
—Me parece que no estaría de más que se echase «usted en
él carro y le tapase con la manta.
"¿Teme algo?
—Quo haya alguna pareja por aquí y 1os pida la documen-
lación,
T—Le advierto que no les temo, ya que la muerte que he
“ometido no ha sido un crimen, sino un accidente desdichado,
4]
No obstante, don Alvaro se tendió en el carro, y el “Jab:
Jeje
, £
to” lo tapó con un saco y una manta,
—/ Nos falta mucho para llegar a Sevilla ?—-le preguntó don
Alvaro al “Jabato”
—Llegaremos al anochecer.
Don Alvaro miró el Sol y vió que aún estaba muy alto,
“Me da tiempo de dormir DOT lo menos dos horas”, pensó,
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Y trató de dorimir, pero Morfeo se negó a desplegar sus
lo]
Megras alas. Tapóse la cabeza, pero por más que lo intentó
lo pudo dormir,
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ó Me delat: ra. este hombre cuando le haya, dado el di-
lero ?”. pensaba
tl “Jabato” no tenía ta] idew. Sólo queria que le diera las
pesetas para pboder Colmprarse Una aca.