LAURO LAURI
en el suelo al ver 4 su
Don Juan Manuel posó los 0J08
hijo. Jisto lo abrazó.
pa ¡ Mírame a la cara, papá 116 Y y aval
dijo—. Í vo no 110
gúenzo de ti!
—¡ Y debías avergonzal
; y rd eeñs
rte! [- Avergonzar ve y huir de mi com
de un apestado!
No—repuso—. Te miraró Como quión cres
Avacil miró cara a cara a su hijo y ley 5 en los
No le preguntó nada y ab?
el motivo gue
OJO» de él
algo que 10 supo Cx vlicarse.
lo fuera su hijo quien hablase para saber
No fué mue ho lo que esperó:
seraldas te
q
había llevado a visitarle.
—¿Qué número de brillantes, perlas, “tubíes y eri
nías en la cajita?—le interrogó.
Don Juan Manuel miró a su hijo con fiJeza.
—Brillantes, quince; perlas, veinte; rubíes, diecioc
raldas, dieciséis; topacios, diez; turquesas, doce, y
más que no recuerdo. bad
" ¿ue
—¿Y exan todas buénas? ¿No crees que la mayorla po
dido; ¿mo
, ¿lg
ser falsas?
—No. |
¡a dale
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Estás seguro de que todas Oral buenas? ¿No pued”
Rd,
el caso de que las haya Ci ambiado, algún joyero?
O Ord? d A » 101
El “Misterioso” se encogió de hombros e Hizo UM y
miento de indiferencia. ye
—Me da lo mismo, que sean buenas o que scan falsab”
¡Ni una sola he de ver para mí!...
«ca ¡ ¿no
si tú las tenlas po! |
ticuló—.
—-Bien; pero yo necesito saber : añ
cas. 9)
AY A A le | bl A A ma Pl re uso
—¡ Tan autenticas COMO las de una corona real!—T0l
muy seguro acento el “Misterioso”, 10
cen . .. AN , enp
—;¡ Te han engañado!—le dijo Manuel. ¡Te han
nado!