muchachos, y no fijándose al pronto en su
indumentaria, se quitó el gorro para salU-
darlez+ ; :
Era una costumbre que tenía- :
Jamás saludaba a nadie, fuese quien fues%.
— sin descubrirse»
Al ver tanta finura, Angel pens6, a punto
de soltar la carcajada»
Por las señas, ha tomado en serio 10 de
potentáos, que dijo la otra.» :
No podía comprender que a ellos, dos gol-
fos, les saludase de tal Formas
e tan”
salud£ a su vez, descubriéndos
vw diJjoz ;
Usted dispense si le molestamos,
imos a llamarle+>»+. de
¿De parte de quién? le preguntó Rimbal*
-De parte de doña Margarita» y Ja.
Tanasdia, que se había detenido para 01% y
versación, cambió por completo al 017 E
la abuela de Soledad. “a
v06se su entrecejo, y hasta adquí?”
v rostro una expresión amable». y
Y se comprendía que así fuese.» a
La anciana era una de las personas ana jo”
e3 de su amo que pagaba las cuentas reli9
amente. pel
No mucho parque era muy pobre; pero Ppa9 ye
: aunque fuese a costa de grande5
- de
Hasta se arrepintió la vieja de habe! se de
íbido a los chicos con tal malos modos”,
-La culpa es de ellos, por no haberm8
ls parte de quien venflan+.+.+. pensb, discu
Ose a sí mismas.
-¿Conque de parte de doña M