a muchacha delante de sus Narices, sin que él se percata
de ello, le despavilaba..- E a
po Era absolutamente preciso que no se durmiera Y der
continuara alí, vigilante y tenaz. De ello podía depor
la suerte, y quién sabe si la vida de Solédad.
Sí, la vida inclusive ; porque él había oído contaT
Os espantosos de niños raptados para sacar su sangre O se
a hacerles víctimas de sacrificios humanos, entre sete
abominables por locos furiosos. dk
0
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E. : A AO y 2
Al pensar en esas posibilidades, se estremecía de he
1 buen muchacho, y el sueño y el cansancio se desvanel
ante la necesidad de permanecer alerta.
¡CAPITULO LXV
- Pecadora... pero-madre
Jejemos a Angel vigilando frente a la quinta, y Melo e
rdaderamente la desaparición de Soledad obedecía Dl
o y cómo ocurrió éste. E o si ee di
ara ello reunámonos a la niña al salir ésta de la tati
donde, como se recordará, fué en busca de azahar E%
¡liar a su abuelita. o la 0
| seosa de volver pronto, había ido muy apris% ye
endo casi. Del mismo modo salió de la farmacia ps
ar a la casita, El estado de la anciana requería pe
rro. Había envuelto en su pañuelo el frasco de Att ;
e)