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Áco rdóse de las o vertencias de Rwbí, y empezó a er
que tenía razón en«ellas Todo iba saliendo: como él anudt
Su experiencia había adivinado el conflicto que ella aan
ba de provocar. Hubiera dado ahora un año de vida.
volverse atrás, DES aquella escena no hubiera exist
¡ Qué locura acababa de hacer!
Agustín había hablado muy sensatamente. Y ella,
peo loca !, se empeñó en provocar una situación ter
a ella y para Soledac ¿Qué había conseguido ? Destri
e nla niña el respeto cariñoso a la memoria de la a
de creía muerta, sin sustituir aquel piadoso engaño,
una alegre realidad. A] contrario : la niña: ya no tendría *
- consue lo de pensar con amor en su madre. Y ella, Ejenó
Mm siquiera podría ya conservar la esperanza de que algún
día sn hija la quisiese..
Mientras la madre se dió estas desconsoladoras poll
«xiones, la hija esperaba inútilmente una respuesta a lo qué
Había dicho. Viendo que aquella respuesta no era dada,
cubrió a, su vez el rostro con las ma nos, como si se horror
zase de sus propios pensamientos, y dijo con acento gr
lesgarró el alma de Elena :
Para ser mala, vale más, mucho más, que hay
tido, ¡que no sea mi madre!
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a ¡nens