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Soledad l:...' ¡ Soleúad !... eN
Wolvióse y vió a un muchicho que la contemplaba llo-
toso y á la vez sonriente. : /
ira Angel. yn :
«Le reconoció al punto, y repuso con no menor alegría.
—¡Oh, Angel! ¡ Amiguito mío! :
“Y los dos se miraron con ternura.
Ven con mosotros—«ñadi-) el muchacho,
a el otro carruaje. p :
- Entonces ella no tuvo ya inconveniente en aceptar la
vitación del caballero que le era desconocido, y subió al
otro coche con su amigo. :
Mientras tanto, el Hurón se acercó al portero, que per- .
manecía de pie junto a la verja. y el cual, al verle, recono-
ciéndole como el visitante de la” noche anterior, le saludó.
guiándole ha-
e
respetuosamente, quitándose la gorra.
El inspector dióle una tarjeta suya, diciéndole : :
—Entréguela a su señora, y dígale de mi parte que le
gradezco él cumplimiento de su palabra.
El portero se inclinó, <omo prometiendo hacer lo que se
le ordenaba. Ma : de
Dicho y hecho lo que antecede, Cástulo subió al coche
londe estaban ya el muchacho y la niña, y el cochero de-
de tener ya recibidas instrucciones, pues el carruaje
artió al punto. : es E
- El otro coche entró er el jardín del hotel; el portero ce-
ó la verja y fuéa cumplir el encargo del inspector. .
Había acabado un acto de aquel terrible drama, en el
e como en todos los cue vonstantemente surgen en la
a, aunque muchos de ellos permanezcan ignorados—los
'pables eran tan dignos de lástima como las víctimas.
Acaso más, porque, 4 sus desventuras se añade la'con-
icción. de que su desgraci. es justa, merecida.