Full text: [Tomo 1] (1)

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“Tal vez el honrado cbrero se hubiera extendido en otras 
consideraciones más razonables que las expuestas; pero 
advirtió que su interlocutor no le escuchaba y guardó si- 
lencio. 
¿Para qué hablar en hallan 
ino habíase quedado pensativo! 
De pronto levántose, diciendo bruscamente : 
--Me voy. 
Añadió con buglona Honia:í,. > 
¿Bien ; ya pagarás el gasto, porque « en mis teorías no 
entra el pagar, ni tengo con qué. s 
Estrechó la mano de su amigo y salió muy aprisa, di- 
ndo : iO E 
Hasta otra. E ; - 
—Adiós—respondi óle Domingo—. No olvides los con- 
eJjos que te he dado. Ñ 
Y viéndole salir, murmuró : : 
-«—¡ Pobre loco! “Tienes razón cuando dice que no es 
que es por culpa suya; pero de todas maneras me pa- 
ece un loco temible. : ] 
: Después agregó : 
¿Quiera Dios que la huelga no llegue - y que el señor Sal- 
edo, entendiendo sus intereses, la evite. La avaricia, la 
ara avaricia tiene la culpa de todo ; pero ¿qué se con- 
¡gue con la violencia ? ; 
lamó al mozo, pagó el gasto y salió. 
o estará de más que aclarémos lo que ahora pudiera 
Parecer absurdo y que no lo era, realmente, en la' época an 
1e se desarrollan los episodios que narramos. 
Siempre ha habido injusticias : y siempre también los 
mbrese se han preocupado «en mitigarlas, ya que el su- 
imirlas de raíz no era hacedero. : v 
Mas en algunos espíritus fogosos y' “exaltados, esas A 
 
	        
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