3 “
Domingo se Hd, diciéndose :
—Si puedo, ya lo creo que haré algo en su favor. ¡ va Y
mucho ese muchacho! Yo patrono, no tendría inconveniel
te en encargarle la-dirección de mi fábrica. A pesar de sul
pocos años, desempeñ daría su TES tan bien como el po
¡Mero. 7.
Andrés, por su id. se ca a su casa piel
: —¡ Pobre hombre ! Es E y me a Si yo pudie
se hacer algo por él algún día..
Y agregó sonriendo : b
Pero ¿a qué pensar en esto, si ahora lo que necesil
es buscar trabajo e ignoro si lo encontraré ?
Era curiosa la reciprocidad de sentimientos entre dóti
“personas que se hallaban por igual, e incluso pór idéntic
E AQUINO, ante la perspectiva del hambre y del infortunio
Tanto Domingo como Andrés se quedaban sin. trabajl
A que equivalía a enfrentarse con la miseria. Lo natura”
lo que hubieran hecho dos seres vulgares. y egoístas, haból
sido preocuparse, entre todo, de resolver cada cual su. DA
pio problema. :
Sin embargo, Huestros dos petiónajes lo primero q
pensaron. cada cual por su lado, fué en lo que, a serles'
sible, haría cada uno en favor del otro. :
+ Eran, sin disputa, dos seres excepcionales, porque
su leal corazón reinaba ese admirable sentimiento (de cu
nombre se ha abusado tantas veces) que llamamos «frat
nidad», cualidad: :prepia de los hombres leales. y Apra
mente vIgOrOSOS..