Full text: [Tomo 4] (4)

Volvióse para mirar a su esposo, y prosiguió luego :- y 
—:¿ Y usted? Porque no sólo hemos de hablar de mí. 
Advierto en usted algo misterioso que me hace temer que y % 
también en su situación haya habido des cambio y no. 
niuy satisfactorio. a 
La hermana inclinó la cabeza, suspiró, y las a EA 4 
acudieron a sus ojos. : 
Soledad asustóse con aquel silencio, con aquel suspiro. 
y con aquel llanto. 
.—¡ Hable usted, amiga mía, hable 1-— insistió con 1= 
quietud—. ¡Me atormentan la ansiedad y la angustia ! ¿Le 
ha ocurrido alguna cosa durante el tiempo que hemos es- 
tado sin vernos ? 
Para decidirla a espontaneanse, añadió : 
—Debo advertirle, y por ello le pido mil perdones, que 
mi marido conoce es las confidencias que usted me hizo.. 
No ha sido una traición a su confianza, pues nadie las co-. 
noce más que él ; pero comprenderá que yo no podía guar=./ 
darle ningún secretos ni aun ése. 
.—El saber eso que mi mujer ac 0d Angel—, me 
ha servido para más compadecerla y respetarla. Los que' 
henios sufrido, sabemos comprender y compadecer los su- 
frimientos ajenos. : 
—No, me importa que este caballero esté enterado de to= . | 
el MN 
do—repuso la hermana—. Así lo suponía, antes de que | 
ústedes me lo dijeran. ns él mismo asegura, creo que: : 
sabrá comprender... : e 
—¡ Oh, sí! Hable usted sin temores ni reseryas. 
Al sor Angeles no había de costarle gran “esfuerzó ser: 
sincera. / E 
o: estaba deseando para desahogo de su corazón. 
¡Cuánto había sufrido, y seguía sufriendo, al vense- 
, /' y 
/
	        
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