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1
y
“on las desdichas
desesperación 4
MES
que le supongo y ahora parece presa de la
Mientras Gastón acababa de dat
siguió pensando
'en lo mismo. ,
—Dada la fina que entre los dos hay--deriasee
puedo interrogarla ; hasta estoy obligado a ello. No
Puedo “mostrarle dire y debo ofrecerme a e
Si Necesit:
te -
Casi
llar por
a mus auxilios o mis de 0 Pero, por otra par-
son estas cosas tam delicadas... ¿Yi si cometo una 1n
discreción? ; ¿Y si la pongo en un bt odico ¿EX SES
trata de digo que ella quiere ocultar ? E es no y
No sabía qué hacer. : pod
Iba y venía a la ventana, y María dea lo miso á
Puedo que ella misma me diga lo que tiene— cabó y
Por pensar—. Si me lo dice espontáneamente, bien. y 51 no
Ya veremos. Procuraré ante todo advertirle de un modo in:
directo mi presencia.. EEE, 3
Y vestido ya, abrió 185 vidrieras de su ventana, hacien
do todo el ruido que pudo. e AO
María no debió 'oír anda porque cputinó en su ¡nmo-
Vilidad. pal
—i Diablo !. ¡Sí que es profunda ' su pre eocupación:-
Murmuró el artista—. ¡No ha oído el ruido que ra
Mente he hecho! . 4 E
'Y como el que la saludase no podía llamarle la aten ión >
Pues acostumbraba a hacerlo todas las mañanas,
'vOz alta : % |
—Buenos días, “vecinita. h
María es stremecióse como si brúscamente CUT 1era e
y]