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A
(AA SARENET
CAPITULO XXXVITMI
EN BUSCA DE SALVACION
Aunque no era Morcillo hombre capaz de sorprenderse
Por nada, sorprendióse y mucho cuando al bajar la escalera
allí le esperaba, abandonar Montjuich y aguardar fuera a
que Magdalena fuese puesta en libertad, según Ferratges
acababa de anunciarle, quedo, muy quedo. oyó aue le llama-
ban pronunciando su nómbre.
Lo que más le impresionó fué que aquella voz era de
Mujer.
¿Qué mujer podía haber allí que le llamase de aquel
modo? ; |
Retrocedió, detúvose, miró en torno suyo y, en la semi-
obscuridad que allí reinaba vió destacarse una silueta feme-
Bina que salía de debajo de la escalera, donde se hallaba
“gazapada, y en la que reconoció al punto con asombro y,
alegría:
y dirigirse a la puerta del castillo para subir al «auto» que.