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—Pero eso nos hará perder tiempo.
—¿Qué más da?
—La persona de parte de la cual he ido a buscarla, es" :
pera...
—Una buena obra es motivo justificado para retrasal
otra.
Aunque contrariada por lo que doña Rosalía estaría sU-
friendo aguardando, la tía Joaquina calló, pensando de la
joven:
—PDemuestra ser tan buena como todos aseguran.
Obedeciendo la indicación que le había sido hecha, el
chofer detuvo el «auto».
Lo raismo hizo a corta distancia el otro «auto» que les
seguía, sin comprender los que lo ocupaban a qué obedecla
aquello y preparándose para intervenir si era necesario.
La hija de Andino abrió ella misma la portezuela. sal-
tó al suelo y encaminóse presurosa hacia la que allí parecia
entregada a los transportes de su dolor.
No se atrevió la tía Joaquina a seguirla, por temor de
pecar de indiscreta; permaneció en el interior del «auto”
observando atentamente y dispuesta también a intervenir
si era preciso.
Lo que ella quería ante todo era llegar pronto a su cast,
de la que estaba ya muy cerca, para calmar cuanto antes
la ansiedad de la que las aguardaba.
Al darse cuenta de que alguien se le acercaba, la que
lloraba y gemía trató de incorporarse para huir; pero DO
lo pudo hacer por carecer de fuerzas para ello,
Su estado de postración era completo.
Trocóse de pronto en gozo el temor que antes la iropulsó ;