Full text: [Primera parte] (1)

  
78 
  
—¿Quez.. yo le conté a usted...?—replicó el muchacho, 
todo turbado y sin comprender absolutamente. 
—¿Ya mote acuerdas? No me sorprende. Pero... mira: 
aquí consta de tu puño y letra. Has firmado una declaración 
er regla. 
Y mostrando el documento para el cual le arrancara la 
firma el día anterior, dijo Valiente: 
—En este escrito dirigido al juez, te reconoces autor de 
la colocaí: *n dela bomba que explotó en los talleres Fran- 
cino: 
»¡ Debes recordar perfectamente el hecho! Tienes dos 
muertes en tu haber. Tu acto terrorista costó la vida a dos 
infelices. 
»¡Por esto ahorcan al más pintado! Este papel, al pro- 
pio tiempo que tu declaración, es tu sentencia de muerte. 
—¿Pero... habla usted en serio o se chancea de mi?— 
balbuceó «Alegret» posando: con: terror la mirada de sus 
ojos desorbitados en Valiente Morcillo. 
——¿Piensas que, porque sea policía, te voya delatar? 
¿Por Eo no, muchacho! 
—¿Delatarme? ¡Usted quiere divertirse a costa mía! 
¡Qué P yo de esa bomba puesta en los talleres Francino, ni 
qué tengo qué ver con los terroristas! 
»Seré el más infortunado de los hombres, pero un cri- 
minal, no, don Samuel. 
—:¡Papeles cantan!—replicó Valiente mostrando el dE 
cumento. 
Y al propio e e con la otra mano le alargó una pis- 
tola. 
—¡Toma!-—le de Te ofrecí trabajo ayer y no soy ro- 
foso nunca en cumplir la palabra dada. ¡Cógela! Es para ti, 
—¿Para qué?—le preguntó vagamente «Alegret», que 
creia estar viviendo una pesadilla. ' 
14 
—¿No lo supones?-—le con testó cínico el otrd-==, ¿Peross 
  
 
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.