'Arús—: ha salido de España; viaja por el extranjero. Vino
a despedirse de mí y precisamente hablóme de usted con el
elogio que merece.
Hizo constar, para que aquella ausencia a a que se refería
no fuera mal interpretada:
—No es que haya huído por miedo, como acaso equivo-
cadamente crean algunos: aunque en la actualidad los hom-
bres como él están aquí expuestos a los atropellos de la ti-
ranía y la injusticia, él no se asusta por nada y todo es ca-
paz de afrontarlo con el valor heroico própio de la grandeza
de su alma y de su talento; se ha alejado pára librarse de
_la vergiienza y el tormento de seguir presenciando lo que
bien a pesar suyo no puede remediar.
Enterado del motivo de la contrariedad del que por Blas-
co Ibáñez preguntaba con tanto empeño, conocidos sus nue-
vos planes, que él expuso sin reserva alguna, el doctor Arús
le aseguró entusiasmado: :
—Los aprobaría como yo los apruebo y como los apro-
barán todos los que tienen conciencia de sus deberes de
humanidad y de patriotismo.
—Y los admirarán como nosotros los admiramos—apo-
yaron los demás, con ¡gua] sinceridad y con igual vehe-
mencia.
Todos le animaron:
—;¡Adelante!
—;¡No ceje usted en su empeño!
—¡No defraude las esperanzas que tantos tienen cifradas 0
usted!
Ofreciéronle incondicionalmente: