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Era una legítima satisfacción, compensadora de su amar-
gura. :
Así, afirmándose cada vez más en sus convicciones, au-
mentando cada vez más el respeto, la simpatía y las espe-
ranzas que inspiraba, y cada vez más seguro de que llegada
la ocasión contaría entre los soldados, entre sus compañeros
y entre el pueblo con la ayuda que se propuso conseguir,
Fermín siguió esperando el deseado aviso para intentar algo
más y más definitivo.
Aquello no era perder el tiempo, aunque así lo pareciese;
era aprovecharlo, preparándose para la lucha, y cada vez
era mayor su convencimiento de que, contra lo que en un
principio creyó y en contra también de lo que creían los que
allí le enviaron, a ningún otro sitio pudo ir más apropiado
- para ello.
De la libertad completa de que allí disponía, no habría
disfrutado seguramente ni en Madrid, ni en Barcelona, don-
de hubiese preferido quedarse.
ON
ao