Full text: Segunda parte (2)

  
  
  
  
  
    
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nen sus mártires, el voluntario sacrificio de los cuales: las 
engrandece más aún. 
Estas expansiones que servían de lenitivo a su pesar, 
no siempre podían comunicárselas de palabra, por no ser los 
momentos propicios para ello; pero cuando con la palabra. 
no lo podían hacer hacíanlo con los ojos, poniendo en ellos 
el corazón y animándose mutuamente con sus miradas. 
Como pensában y sentían lo mismo, como hallábanse 
por completo identificados, comprendíanse fácilmente sin 
necesidad de hablar. 
Como iniciador de todo, a Fermín preocupábale la situa- 
ción de sus compañeros más que la suya propia, pensando 
y deseando: 
—¡Si yo les pudiera salvar, aunque fuera a costa mía!.. 
Fijábase cis en Garriga Fernández, recono- 
ciendo: 
—Yo fuí el que le arrastró a hacer lo que 'ha hecho; yu 
fuí el que le decidió a hacerlo, sobreponiéndome a sus escrú- 
pulos; luego yo soy el causante de cuanto pueda ocurrirle. 
Lo lamentaba aún más, porque en todo lo hecho, en su 
preparación y en su realización, Angel habíase distinguido 
de tal modo, dando tantas y tan elocuentes pruebas de leal- 
tad, inteligencia y valor, que Fermín hubo de reconocer: 
—Vale más que todos. 
Lo cual hacíale temer también que más que a todos le 
alcanzaran las consecuencias de lo ocurrido. 
Cuando se inició la desbandada, algunos de los compa- 
ñieros de Fermín buscaron también la salvación en la huída. 
No cabía tacharles de cobardes por ello, puesto que hasta 
el último instante habían vermanecido también en su puesto. 
      
Y. R.—461 
  
  
 
	        
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