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—Aqui, junto a esta honrada familia, que he llegado a
- Considerar como la mía propia, me encuentro por ahora bien,
muy bien, mucho mejor de lo que podía esperar.
El tío Pedro y su esposa afirmaron:
—Así podrá seguir del mismo modo mientras ella quiera
O sea conveniente.
—Nosotros no la abandonaremos.
El teniente les felicitó por ello y les dió las gracias en
nombre de Azucena y doña Rosalía.
—Hacen ustedes—les dijo—, lo que no fueron capaces
de hacer los que tienen la obligación de hacerlo.
Al despedirse, Fermin anuncióles que por entonces no
Volverían a verse, porque cumplido el objeto de su viaje a
Barcelona, proponiase partir muy pronto.
Comprendieron que así debía convenirle hacerlo, por mu-
Cho que lo sintieran.
Le encargaron que a aquellos en nombre de los cuales les
había visitado, les trasmitiese las protestas de su interés, de
su cariño y de su adhesión incondicional.
—No les olvidamos ni les olvidaremos nunca—asegu-
raron. :
—Deseamos su bien más que el nuestro propio.
—Confiamos en que también llegará para ellos la hora
de la justicia.
Y prometieron: E
—$1 nos necesitan, dispuestos estamos siempre 2. acu-
dir en su ayuda.
—A defenderles.
—A sacrificarnos por ellos,
'A Fermín le manifestaron: