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—¿Quién es ese hombre, dónde le Has conocido y por 
qué le amas? 
—La cena está servida—anunció la vieja sirvienta, 
No le hicieron caso. 
Comprendiendo que sus amos tendrían que tratar de 
algo importante, a lo cual debía estar ya acostumbrada, la 
discreta anciana retiróse sin insistir en el anuncio. 
Acercando el otro Ha al que había ocupado su padre, 
Aurora díjole: 
—Oye, padre mío, lo que tienes el derecho de saber y yo 
tengo el deber de decirte. 
Y comenzó a referirle detalladamente quién era Ramón 
y cuanto entre ellos había mediado. 
Otra escena parecida a aquella desarrollábase al mismo 
tiempo en la casita próxima. 
Al llegar a ella Ramón, Joaquín y Guillermo que le 
guardaban impacientes y que acudieron a recibirle presu- 
rOSos, preguntáronle: 
—¿Qué hay? . 
—¿Ha sido el resultado de la entrevista el c Ed es 
bamos? 
—Ya lo sabréis—les contestó él triunfante y gozoso. 
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