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Hasta entonces, aunque entre ellos estaba la causante
de que su amor no pudiese ser correspondido, por las per-
sonas que en la casita de Pozuelo estaban, según por Edit
supo, había velado también, por ser personas por las que
el teniente Fermín se interesaba tanto.
Nada que a éste interesase podía serle indiferente a
ella, por mucho que la contrariase, según había demostra-
do con lo que en Marruecos hizo.
La abnegación de su amor seguía sobreponiéndose en
ella a todo.
A casa de Magdalena, pues, encamináronse Aurelia y el
director, al salir del ministerio.
No adoptaron ningún made de os pues no
temieron ser seguidos.
Iban contentos esperanzados en el triunfo favorable de
lo que acababa de ocurrir, que tanto efecto produjo, y así
lo comprendió sólo con verles, la que les aguardaba ansiosa,
—Todo ha ido bien, ¿verdad?—les dijo.
Y afirmóse en creerlo así cuando ellos le pt de-
talladamente todo lo ocurrido.
—8h- aseguró, por miedo al escándalo, Andino res-
petará a sus víctimas en vez de perseguirlas con saña, co-
mo se proponía.
Declaró, dedicando una vez más un recuerdo cariñoso
a la memoria del difunto:
—Lo mismo que también, por miedo de la amenaza,
consiguió Borrell.
Opinó fundadamente:
—lia amenaza es el recurso más ia contra los que,
!