LA SEÑORITA MONTECRISTO
“¿Tan numerosos eran los convidados
Vuestros amos?
-| Numerosos |! ¡Ah, sí! Ni aún han re-
do 4 los invitados de todos los domin-
1 El señor Joe los despedía, al uno
és del otro, mientras arriba yo equi-
al señor wvizconde que nos han traído
Soche 4 eso de las once de la mañana.
¿Al señor vizconde? No comprendo.
Es verdad! No podéis saber que los
ños tienen un amigo fntimo, un francés,
l que tienen intereses, aunque no siem-
stán de acuerdo. He comprobado esto,
rde que los caballeros hablaban muy
Reñían como marineros en taberna;
lente que no pude entender lo que
Los tabiques son tan gruesos.
Bueno. Eso no nos importa. Tomad un
e» amizo Kennedey. Esto os hará bien.
Asf lo creo. Decfa, pues, que hacia las
, el señor Joe que había salido tempra-
o0lvió con el señor vizconde, pero en
noso estado, ¡pobre señor! pues tenía
nados los dos pies. :
Un accidente sin duda?
4, parece ser que había bebido más de
gular, y que se había dormido, con
bles apoyados en el hogar. ac y
eS... ¿comprendéis? |
omprendo muy bien!
e quince en quihce minutos hube de
la orden del pt sa y aplicar com-
as cinco, el señor Joe vino donde
aba, y sin dejarme tiempo para coger
2ndrugo, me envió á las oficinas de la
fila trasatlántica, donde he tomado
illetes de primera clase con destino.
e->
Creo, pues. me han mandado pre
res marras para es sta, noche.
21 se dueños, se asi 4
—¿No decías que cinco billetes?
—] Sí! pero los dueñoss irán acompañados
de otros caballeros que yo no conozco.
—El señor vizconde irá sin duda con
ellos.
—¿En su estado? Difícil parece.
—¡No se puede saber! A vuestra salud
amigo Kennedey! ¿Cómo? ¿Marcháis ya?
—Es necesario, amigo!... Pensad...
que preparar. tres maletas.
-—|¡Un groog más!
—¡ Imposible! Otra vez será. La marcha
de los dueños me dejará alguna libertad.
Mañana por la tarde, |
Tengo
si queréis!
—¡Síl ¡ Mañana por la tarde aquí mismo!
Quedó solo Simp-on, fué 4 ver el indica-
dor marítimo y comprobó que el próximo
vapor dela Compañía trasatlántica con des-
tino al Havre salía de New-York 4 la una
y media de la mañana. y |
Le quedaba más tiempo que él necesitaba
para hacer, el también, sus preparativos de
viaje. |
- Todo presuroso, ' se encaminó hacia el
«elevated» y tomó la dirección de New-
York... :
—¡All righht la Los sefíores to-
man el camino más corto para llegar al
mismo tiempo que la señorita al Trans-
vaal!. $
Simpson se volvió enseguida á la agencia
A Fillmibre donde obtuvo sin dificultad la au- y
, torización de continuar trabajando q cuen- |
ta del señor Donegal. |
CE Ante. su ruego, el director, que. vela: en de
la empresa | del policía un gran reclamo para
la agencia, le colocó varios papeles de na- A
_ turaleza. especial, entre los que Mevaba. LES
título de corresponsal del «New York He-
radl> y un pasaporte. en blanco o ¿fué A :
llenado inmediatamente.
El director Mevó. su condescendencia Ti :
a escribir una, ¿carta sobre la. ar colocó,