LA SEÑORITA MONTECRISTO e e e
érigo, si aprovechásemos el encuentro para
teglar nuestras cuentas!
impson se calló.
Decididamente Davis lo había recono-
El momento era crítico.
: El policía no perdió s su sangre fría y con:
—No tenéis amigos, para qué querer reno-
ar relaciones de las cuales guardáis tan mal
uerdo; pues veo todavía sobre vuestra
tte, las señales de la botella que 03
ó tan certeramente mi colega Frady, cuan-
en la cocina del «coltaje», estábais es-
adido detrás de la mesa!...
¡Basta de pamplinas, señor charlatán!
repito, vamos á arreglar nuestras cuen:
—Soy buen jugador y heme aquí dis
oá daros satisfacción. ¿Cómo vamos
arreglar nuestras cuentas ?
—Voy á tiraros al mar.
-¡ Infame! Poned manos á la obra, señor
ón de jovencitas! ¿Sabéis si yo aprue-
esta manera de liquidar las cuentas?
on la burla de Davis, Simpson. había ¿
-— Spor las hélices y horriblemente destrozado:
E llirió más allá de Sus esperanzas. |
bandido llevó la mano 4 su cintura:
o Á exasperarse.
ntó el brazo.
había previsto la actitud.
una, agilidad de gato, bajó la cabeza. ; E
mismo tiempo, haciendo 1 un nap ño 1
Colocóse sobre su adversario y le apretó” '
la garganta.
Bajo apariencias débiles, el policía: poseía.
una fuerza extraordinaria.
Era lo que se llama, en términos técnicos
un atleta, un manojo de nervios:
A pesar de todos sus 'esfuerzos, Davis nu
pudo desembarazarse del apretón.
. Sus ojos se abrieron: desmesuradamente
y se inyectaron de sangre; las venas de su
frente se hincharon, su cs salió de Im
boca.
a Simpson apretaba, apretaba más.
De repente su adversario: tuvo: un último.
estremecimiento, su mirada era vidriosa, el '
cuerpo no se movía.
Entonces mae cuando dilata lo soltó
- Simpson. |
- Cogió el cuerpo, lo levantó como unas :
pluma y lo: echó al mar. E
—;¡ Buen viaje l—dijo—,, | nuestras cuentas
están arregladas.
e ol ali cade a ca
do; y á la. luz de las estrellas, 'Simpsor |
vió la estela. del. navío: colorcarse de Pta sE
Era la sangre. : ELA
El cuerpo de Davis, había sido sido
No debían quedar sino trozos inform”.
Su hazaña. estaba cumplida; el terri. e
Pa E hombre caló sus anteojos. ;
el policía vió brillar la du. de E
l di algunos centímetros de su trente. a
- Miró alrededor de él. es
El silencio era completo, « en este rincó
retirado de la popa ES
Ningún. un habla: assi 4 e
ES