Full text: Tomo 3 (03)

LA SEÑORITA 
mada, muy bien tomada 'y cuando tengo 
—Tenéis mala cabeza, pero vuestro cora- 
Mi corazón. ¿Es que un loco, una vieja : 
tia como ya, posee aún corazón? ¿Para 
latía este corazón? 
—Para nosotros á quienes amáis y que 
—Os amaré de lejos y 0s escribiré cuan- 
2 presente ocasión y mientras que una 
la. enemiga no me envíe á reunirme con. 
pobre Keradec. Me enviaréis á decir 
stros pensamientos por insignificantes 
sean: y duanido os hayáis casado, cuan- 
los meceréis contándo- 
«Era 
engáis hijos, 
n cuento de la madre 
l. vez un original viejo, que se llamaba 
Stides...» Pero hasta el bravo John se 
icienta: Adiós, camaradas... 
volviéndose hacia Van Berkel: 
Tomo parte de vuestro regimiento. E 
señor? 
de. Ote: 
lándo partimos, 
r habituados que se hallasen á las tan- 
as de Arístides, sus amigos estaban es- 
señor 'Dontgal y Eustaquio Gal 'mard. 
Apartaron del. grupo, atrajeron á Arís- 
aparte y se hablaron. durante un: 
en voz baja. ] 4 3 
odos esperaban con. cs el resul 
le esta entrevista. da 
co á poco, los: rasgos del rostro: del 
Mco se desarrugaron y l sonrisa dea di 
em sus labios. : 
y tonces, ¿cresis que saldrá, bien?— 
mon 
MONTECRISTO 78 
—Sí, compro el. mayor teatro de Pa- | 
En caso de necesidad, 
que vos seréis director, y en él pondremos- 
en escena el drama de Galimard. 
—Esto cambia el asunto del todo. 
—¿Y nos seguís? | 
—¡Ah! los triunfos del escenario, los re- 
flejos de las luces, la atmóstera de la sala. 
de espectáculos; los frenéticos aplausos de- , 
los locos, la gloria de una pieza de éxito... 
—Sí, yo siento que mi corazón latirá aún 
por todo esto. : | : 
El rostro de Arístides había sufrido una. 
total transformación ; este hombre tan ex-” 
traño, el amor á las tablas, la pasión de- 
surtido efecto una. 
los oropeles, habían 
vez más. 
—¡En marc ha! —dijo el. señor Donegal. 
«La Florida» debe haber franqueado E 
paso, de Kosi-Bay,- antes de la noche. 
Los que marchaban cambiaron un últi 
mo adiós, un último estrechamiento de ma- a 
nos con. los que quedaban. a 
- Después. nuestros amigos: entraron en e 
bote que les condujo: al navío. 
En cuanto á «La. Florida» ms ancla, 
“volviendo su punta. hacia el Sur los come 
_pañeros de la señorita: Montecristo: Agra 
_pados: en la popa: agitaban sus: pañuelos, 
—¡ Vivan los. boers!-—gritó. una: voz fuer— | 
_ te Biol a del ua de 
hor, cuyo 
On cañonazo 
í ca henteleali . oe isllrin de. 
| cristo», drama. en nueve: actos dl diez. Dd 
construyo uno | 
Lora 
 
	        
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