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FOLLETIN. 08 El MERCANTI
VALENCIANO
-—Es que tú tienes una natur
vilegiada. e
«¡Bah! Lo mismo la tiene mi hijo; co-
mo que .es mi propia sangre,
—Miguel es sano y robusto,
—¡Pues es claro!
—Eso me inspira alguna confianza,
"Y. a mí la seguridad de que se resta-
blecerá pronto,
Micaela y Francisco procuraban tran-
quilizarse mutuamente, pero ambos te-
nían sus temores.
-—A pesar de todo—afiadió Micaela re-
asumiendo la cuestión de un modo ver-
daderamente maternal—, sería mucho
mejor que no hubiera tenido ese picaro
desafío,
¿Tienes razón; seta da que no £s-
- tuviera herido; pero « eso ya no tiene re-
medio.
Yo no sé qué necesidad tienen de
batirse los hombres
El honor les obliga a cometer mu-
chas tonterías; peto asi está montada la
sociedad...
En aquel momento. Miguel exhaló un
gemido, y sus padres: corrierón a la al-
coba.:
El horido estaba con los ojos abiertos,
y se sonrió al ver a su madre, que se
inclinó sobre la cama. para contemplarle
a 6u placer.
—¿Qué te duele, Miguel? —preguntó Mi.
caela con acento cariñoso,
«Neda madre solas aras: cd toy bien,
Quiero un poco de agua; temgo muci
sed,
—Ye daré agua,
más, y azucarada,
-—Como usted quiera,
Mientras ei coronel introdujo el bra
por ABUJA del almohadón para levamid
un poco la cabeza de su hijo, Micaeld
bo: un vaso de agua, desbizo en él su
esponjado y le aproximó a los labios de
Miguel.
—¡Al ht
poro un poco nada
¡Qué buenas son las madrid
dijo el herido después de beber—. Todá
de vida tendré remordimientos por el
nat día dis les he dado a ustedes hoy
ae pienses en eso, hijo. Ahora a ver
si puedes dormir un ratito. El médico.
ha encargado que hables poco, y es pit”
cisc seguir al pie de la letra sus constr
j08.
Micaela besó a su hijo en la frente. :
arregló la vuelta de la colcha y se sentó
en la silla que había en la cabecera...
E! coronel, viendo que su hijo cerraba
los ojos disponiéndose a dormir, salió
de la alcoba y ee puso a dar paseos Dr X
el gabinete.
La primera tempestad había pasado;
pero faltaba esperar con resignación par
rá saber las consecuencias.
Sin embargo, el corone) se paseaba d0-
minando mal su impaciencia, porqu*
deseaba vengar a eu hijo y ansiaba qué
Negase el momento de verse “frente Y
frente de Andrés de Olmedo.