EL ANGEL DE
LA GUARDA
- Pero dejémonos de digresiones y pe-
- netremos en el cuarto tercero de la casa
en cuestión, donde nuestra antigua co-
nocida Serafina tiene establecido un «pa-
satiempo» para sus amigos, al cual, por
concurrir más «señoras» que «caballe-
ros», daremos el nombre de «casa de cu-
cas».